William
Muir, biólogo evolutivo de la Universidad de Purdue (Indiana), ideó un
experimento interesante para estudiar la productividad, algo que nos concierne
a todos. Su experimento tenía como objetivo observar la producción de huevos en
gallinas. Muir usó gallinas en su experimento de productividad por una razón
muy simple: se puede medir fácilmente tan solo contando los huevos. Su propósito
era descubrir qué factores podrían hacer que un grupo de pollos fuera más
productivo que otro.
Para esto, dividió
las gallinas en dos grupos. Para el primer grupo, identificó las gallinas mas
productivas de la granja y las crió selectivamente durante seis generaciones.
Esto dio como resultado un grupo selecto de las mejores gallinas, con un
elevado nivel productividad individual. Este grupo de gallinas fue acomodado en
una sola jaula, algo así un grupo de empleados “estrella” puestos a trabajar
como equipo. Esta “super jaula” estaba compuesta por nueve gallinas en total.
Para el
segundo grupo, Muir eligió gallinas con buena producción de huevos pero que no
alcanzaban los elevados niveles de productividad individual como el de las
gallinas de la “super jaula”. Algo así como un grupo de empleados de buen desempeño
-no de los mejores- puestos a trabajar en grupo como equipo. Esta jaula también
estaba compuesta por nueve gallinas.
¿Cuál cree que
fue el resultado del experimento? Si el modelo corporativo tradicional es
correcto, la super jaula; es decir la de las gallinas “estrella” debería tener
la mayor productividad. Sin embargo, el resultado no fue en absoluto lo que se
esperaba. Las súper gallinas, individualmente, eran extremadamente agresivas y
se picoteaban entre ellas hasta matarse. Tanto así que al final del
experimento, en la super jaula solo quedaron tres gallinas malheridas y casi sin
plumas.
Muir comprobó
que las súper gallinas eran más productiva en sus respectivas jaulas porque
suprimieron la productividad de otras gallinas. Una vez que fueron puestas
juntas en una jaula junto con otras súper gallinas, literalmente se empezaron a
matar unas a otras. Como quedo demostrado, este método, de poner las mejores gallinas
en la misma jaula, provocó una fuerte disminución en la productividad individual
y colectiva, muy a pesar a pesar de sus dotes individuales de productividad.
Por otro lado, la jaula de las gallinas de buena productividad, pero que no tenían
el nivel de las “super gallinas”, obtuvo resultados muy diferentes. No se agredían
entre ellas y en conjunto la productividad de la jaula se incrementó en un 160
%.
Pero eso
pasa con las gallinas en las granjas, ¿qué pasa con las personas en las
organizaciones? Un estudio en el 2014 que examinó el efecto de "demasiado
talento" en los deportes profesionales encontró que, en el fútbol y el
baloncesto, los talentos benefician a los equipos, pero "solo hasta cierto
punto". Como era de esperar, el acceso a un mejor talento resultó en más éxitos
para el equipo. Sin embargo, cuando demasiados jugadores “estrella”, jugaban en
el mismo equipo, el nivel de rendimiento individual y del equipo disminuía significativamente.
La realidad es que, en el fútbol y el baloncesto, los jugadores dependen mucho
unos de otros, por lo que tener muchas “estrellas” en el mismo equipo perjudica
la cooperación y el rendimiento.
Albert-Lazslo
Barabasi, autor de "The Formula" cita otro ejemplo de esto: a
principios de la década de 1990, la Universidad de Duke, con el objetivo de
crear "el mejor departamento de inglés del mundo", decidió contratar
a todas las superestrellas literarias que estuvieran disponibles. No hace falta
decir que los resultados estuvieron lejos de lo que imaginaban. Poco a poco, el
departamento empezó a naufragar como consecuencia de disputas personales para
imponer contenidos y enfoques metodológicos a menudo divergentes lo que se
tradujo, a su vez, en graves deficiencias en el desarrollo del modelo curricular.
Así es, gallinas,
profesores de inglés y estrellas del deporte cuentan la misma historia:
"cuando seleccionamos el talento priorizando el logro individual sobre el
logro del equipo, rara vez obtenemos los resultados que esperamos", dice
Barabasi. "De hecho, este enfoque del trabajo en equipo es
contraproducente independientemente de la especie: Cuando las personas pugnan por
dominar, nadie puede concentrarse en la tarea que benefician al conjunto"
Durante
años, las organizaciones han operado así. ¿Por qué? como señala Margaret
Heffernan, una emprendedora exitosa, "hemos creído que la clave del éxito
era reunir a las superestrellas más brillantes y conocedoras y darles todo el
poder y recursos que necesitan. El resultado ha sido el mismo que en el
experimento de William Muir, Heffernan dice: "Agresión, disfunción y
desperdicio".