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Friday, August 30, 2019

¿QUE PUEDEN LAS ORGANIZACIONES APRENDER DE LAS GALLINAS?


William Muir, biólogo evolutivo de la Universidad de Purdue (Indiana), ideó un experimento interesante para estudiar la productividad, algo que nos concierne a todos. Su experimento tenía como objetivo observar la producción de huevos en gallinas. Muir usó gallinas en su experimento de productividad por una razón muy simple: se puede medir fácilmente tan solo contando los huevos. Su propósito era descubrir qué factores podrían hacer que un grupo de pollos fuera más productivo que otro.

Para esto, dividió las gallinas en dos grupos. Para el primer grupo, identificó las gallinas mas productivas de la granja y las crió selectivamente durante seis generaciones. Esto dio como resultado un grupo selecto de las mejores gallinas, con un elevado nivel productividad individual. Este grupo de gallinas fue acomodado en una sola jaula, algo así un grupo de empleados “estrella” puestos a trabajar como equipo. Esta “super jaula” estaba compuesta por nueve gallinas en total.

Para el segundo grupo, Muir eligió gallinas con buena producción de huevos pero que no alcanzaban los elevados niveles de productividad individual como el de las gallinas de la “super jaula”. Algo así como un grupo de empleados de buen desempeño -no de los mejores- puestos a trabajar en grupo como equipo. Esta jaula también estaba compuesta por nueve gallinas.

¿Cuál cree que fue el resultado del experimento? Si el modelo corporativo tradicional es correcto, la super jaula; es decir la de las gallinas “estrella” debería tener la mayor productividad. Sin embargo, el resultado no fue en absoluto lo que se esperaba. Las súper gallinas, individualmente, eran extremadamente agresivas y se picoteaban entre ellas hasta matarse. Tanto así que al final del experimento, en la super jaula solo quedaron tres gallinas malheridas y casi sin plumas.

Muir comprobó que las súper gallinas eran más productiva en sus respectivas jaulas porque suprimieron la productividad de otras gallinas. Una vez que fueron puestas juntas en una jaula junto con otras súper gallinas, literalmente se empezaron a matar unas a otras. Como quedo demostrado, este método, de poner las mejores gallinas en la misma jaula, provocó una fuerte disminución en la productividad individual y colectiva, muy a pesar a pesar de sus dotes individuales de productividad. Por otro lado, la jaula de las gallinas de buena productividad, pero que no tenían el nivel de las “super gallinas”, obtuvo resultados muy diferentes. No se agredían entre ellas y en conjunto la productividad de la jaula se incrementó en un 160 %.

Pero eso pasa con las gallinas en las granjas, ¿qué pasa con las personas en las organizaciones? Un estudio en el 2014 que examinó el efecto de "demasiado talento" en los deportes profesionales encontró que, en el fútbol y el baloncesto, los talentos benefician a los equipos, pero "solo hasta cierto punto". Como era de esperar, el acceso a un mejor talento resultó en más éxitos para el equipo. Sin embargo, cuando demasiados jugadores “estrella”, jugaban en el mismo equipo, el nivel de rendimiento individual y del equipo disminuía significativamente. La realidad es que, en el fútbol y el baloncesto, los jugadores dependen mucho unos de otros, por lo que tener muchas “estrellas” en el mismo equipo perjudica la cooperación y el rendimiento.

Albert-Lazslo Barabasi, autor de "The Formula" cita otro ejemplo de esto: a principios de la década de 1990, la Universidad de Duke, con el objetivo de crear "el mejor departamento de inglés del mundo", decidió contratar a todas las superestrellas literarias que estuvieran disponibles. No hace falta decir que los resultados estuvieron lejos de lo que imaginaban. Poco a poco, el departamento empezó a naufragar como consecuencia de disputas personales para imponer contenidos y enfoques metodológicos a menudo divergentes lo que se tradujo, a su vez, en graves deficiencias en el desarrollo del modelo curricular.

Así es, gallinas, profesores de inglés y estrellas del deporte cuentan la misma historia: "cuando seleccionamos el talento priorizando el logro individual sobre el logro del equipo, rara vez obtenemos los resultados que esperamos", dice Barabasi. "De hecho, este enfoque del trabajo en equipo es contraproducente independientemente de la especie: Cuando las personas pugnan por dominar, nadie puede concentrarse en la tarea que benefician al conjunto"

Durante años, las organizaciones han operado así. ¿Por qué? como señala Margaret Heffernan, una emprendedora exitosa, "hemos creído que la clave del éxito era reunir a las superestrellas más brillantes y conocedoras y darles todo el poder y recursos que necesitan. El resultado ha sido el  mismo que en el experimento de William Muir, Heffernan dice: "Agresión, disfunción y desperdicio".

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