El éxito y el fracaso son partes integrales de la vida, pero nuestra comprensión de su rol en el crecimiento personal y profesional a menudo es incompleta. Por lo general, admiramos a las personas exitosas, sólo a partir de sus triunfos, ignorando los errores y las dificultades en el camino al éxito. El experimento del psicólogo Jason Moser, de la Universidad de Michigan (USA), acerca de cómo reacciona el cerebro cuando las personas cometen errores, ofrece pautas importantes para entender la dinámica del éxito y el fracaso. En efecto, los hallazgos de su investigación muestran cómo nuestro cerebro procesa los errores y cómo las personas pueden utilizar el fracaso para mejorar o justificarse a sí mismos.
En su experimento Moser pidió a sus participantes realizar tareas
que requerían concentración y precisión. Por ejemplo, les pidió que se
concentraran en identificar letras o colores específicos en una pantalla tratando
de ignorar cualquier tipo de distracción. Sin embargo, debido a la complejidad
y velocidad de las tareas, los errores eran inevitables. Paralelamente, Moser y
su equipo registraron la actividad cerebral de los participantes durante el
experimento, centrándose en la respuesta del cerebro cuando los participantes cometían
un error. La investigación de Moser identificó dos señales cerebrales críticas
que se activan ante los errores:
- Negatividad relacionada con el error (ERN): esta es un tipo de respuesta automática que ocurre milisegundos después de que se comete un error, esta respuesta refleja el reconocimiento inmediato del error por parte del cerebro. De hecho, la señal ERN es una reacción subconsciente que muestra que nuestro cerebro está programado para detectar el error cuando algo sale mal.
- Positividad relacionada con el error (Pe): esta señal es más lenta y surge cuando las personas reconocen conscientemente su error. Este tipo de señal indica que el cerebro está procesando activamente el error, lo cual refleja conciencia y compromiso con el problema.Moser descubrió que las personas que exhibían señales más fuertes de positividad relacionada con el error (Pe), tenían más probabilidades de mejorar su desempeño en las siguientes tareas.
Los errores son oportunidades de aprendizaje: el estudio de Moser
destaca la importancia de ver los errores como oportunidades de crecimiento.
Cuando el cerebro reconoce y procesa los errores, crea una base para la mejora.
Por ejemplo, los estudiantes que dedican
tiempo en revisar las respuestas incorrectas en un examen, tratando activamente
de entender por qué cometieron esos errores, tienen más probabilidades de tener
un mejor desempeño en el futuro, en comparación con aquellos estudiantes que
prefieren ignorar la situación o simplemente mirar a su alrededor para
encontrar excusas o justificaciones.
La perseverancia mejora el aprendizaje: una de las conclusiones
clave de la investigación de Moser es que la perseverancia (la capacidad de
recuperarse del fracaso) es crucial para el éxito. Las personas que responden a
los errores con determinación y concentración tienden a mejorar de manera
constante. Este rasgo separa a las personas de alto rendimiento del resto.
Thomas Edison célebremente dijo una vez: "No he fracasado. Simplemente he
encontrado 10.000 formas que no funcionan". Su enfoque para inventar la
bombilla demuestra el poder de abordar los errores. Cada intento fallido
proporcionó información valiosa, que en última instancia condujo a una de las
innovaciones más transformadoras de la historia.
El valor de una mente abierta al crecimiento: los hallazgos de Moser
se alinean estrechamente con el concepto de mentalidad de crecimiento de Carol
Dweck: la creencia de que las habilidades se pueden desarrollar a través del
esfuerzo. Las personas con una mentalidad de crecimiento ven los fracasos como
contratiempos temporales en lugar de limitaciones permanentes. Esta perspectiva
los anima a aceptar los errores y a perseverar en sus esfuerzos. Por ejemplo, un
artista que practica compleja pieza musical está expuesto a cometer muchos
errores al principio. Sin embargo, con una mentalidad de crecimiento, el
artista puede ver cada error como parte del proceso de aprendizaje y,
finalmente, dominar la pieza mediante la persistencia y la práctica deliberada.
Superar el perfeccionismo: la investigación de Moser desafía la
noción de perfección. Los perfeccionistas a menudo temen a los errores, lo cual
obstaculiza su voluntad de asumir riesgos. Al comprender que los errores son
una parte natural del proceso de aprendizaje, las personas pueden superar la
parálisis del perfeccionismo y lograr éxitos mayores. Los emprendedores a
menudo se enfrentan a fracasos, desde el inicio del proceso de diseño y lanzamiento
de productos y servicios en el mercado. Sólo aquellos que aceptan estas
experiencias como oportunidades de aprendizaje tienen más probabilidades de
innovar y tener éxito a largo plazo.
A nivel personal, comprender cómo procesa el cerebro los errores
puede inspirar a las personas a replantear su enfoque ante los desafíos. Las
prácticas clave incluyen:
- Hacer una reflexión consciente y con mente abierta sobre los errores y las lecciones aprendidas.
- Practicar la atención plena para permanecer concentrado y ser persistente ante las situaciones adversas.
- Establecer metas realistas y reconocer que el fracaso es parte del camino hacia el logro.
En un entorno organizacional, la investigación de Moser puede guiar
a las personas y las organizaciones a aceptar el fracaso como un trampolín
hacia el éxito. Los pasos prácticos incluyen:
- Animar a los empleados a asumir riesgos calculados e innovar sin miedo al fracaso.
- Analizar los errores para identificar áreas de mejora e implementar soluciones.
- Reconocer la perseverancia y compromiso de los empleados ante los contratiempos internos y externos