El programa de billetes de avión de por vida de American Airlines, conocido como AAirpass, se lanzó a principios de los años 80 como una forma creativa de generar efectivo durante un período de grandes dificultades económicas. El programa permitía a los clientes comprar un billete de viaje ilimitado en primera clase de por vida por un importante coste inicial.
Introducido en 1981, el precio
original de un AAirpass era de 250.000 dólares por persona, con la opción de
pagar 150.000 dólares adicionales por el pase de un acompañante, lo que
permitía a dos personas volar juntas indefinidamente. El billete proporcionaba
viajes ilimitados, de por vida, en primera clase, sin fechas restringidas y con
acceso a la red mundial de American Airlines. Inicialmente comercializado para
viajeros frecuentes y empresarios adinerados, el programa atrajo a un número
modesto de compradores. En su primer año, solo se vendieron 28 pases, pero con
el tiempo, el total aumentó a 66 pases, junto con 44 pases de acompañante,
generando millones de dólares en ingresos iniciales para la aerolínea.
Consecuencias no deseadas
Algunos beneficiarios de AAirpass
encontraron formas creativas de maximizar su inversión, lo que generó consecuencias
no deseadas para American Airlines. Por ejemplo: Los beneficiarios reservaban
con frecuencia boletos de primera clase a última hora, lo que costaba a la
aerolínea cantidades sustanciales en gastos operativos. Algunos explotaron el
pase de acompañante revendiendo los boletos, lo que permitía a otros volar en
primera clase por una tarifa mucho más baja, violando los términos del
programa. Incluso se reportó casos de usuarios que utilizaron el pase para
generar ganancias, organizando acuerdos comerciales o servicios de viajes en
torno a su acceso ilimitado a los vuelos.
El curioso caso de Steve Rothstein
Sin duda, uno de los casos más
curiosos de AAirpass fue el de Steve Rothstein, un rico banquero de inversiones
que compró el pase en 1987 por $ 250,000, más $ 150,000 por el pase de
acompañante. Con el paso de los años, Rothstein se convirtió en uno de los
usuarios más prolíficos y costosos del programa:
Según se sabe, Rothstein voló más de
10.000 vuelos, lo que le costó a American Airlines millones en combustible,
salarios de la tripulación, catering y otros gastos. Rothstein solía reservar
vuelos por razones triviales, como almorzar en otra ciudad o ayudar a un amigo
a asistir a un evento. Con frecuencia reservaba boletos de acompañante para
conocidos o desconocidos, y a menudo dejaba el asiento vacío si la otra persona
no se presentaba, desperdiciando valiosos recursos de la aerolínea. Aunque no
está claro si Rothstein se benefició directamente, algunos utilizaron el pase
de acompañante para revender viajes o pagar favores, violando los términos y
condiciones de AAirpass, lo que a su vez contribuyó a las crecientes pérdidas
de la aerolínea.
Impacto en American Airlines
Los hábitos de viaje de Rothstein le
costaron a American Airlines aproximadamente $1 millón al año, anulando el
beneficio financiero de su pago por adelantado. La alta frecuencia de reservas
de último momento interrumpia la gestión del inventario de asientos y desplazaba a clientes que pagaban por primera clase. En 2008, American Airlines
revocó el pase de Rothstein, acusándolo de violar los términos del programa.
Rothstein demandó a la aerolínea, alegando que la revocación era injustificada.
La batalla legal atrajo una importante atención pública y publicidad negativa
para American Airlines, que defendió su decisión citando "actividad
fraudulenta". A principios de la década de 1990, American Airlines
suspendió el programa AAirpass debido a los crecientes costos asociados con sus
usuarios más activos. En la década de 2000, la aerolínea comenzó a auditar a
los titulares de AAirpass y revocar pases de ciertos clientes por supuestos
abusos. Estas acciones llevaron a más demandas y controversias adicionales.
Una historia con moraleja
Hoy el programa AAirpass se recuerda
como una iniciativa de fidelización innovadora pero desafortunada. Si bien generó
liquidez a corto plazo con éxito, las pérdidas financieras a largo plazo de los
viajeros frecuentes superaron con creces los beneficios. El programa AAirpass puede
ser considerado un desafortunado caso de estrategia empresarial que destaca la
importancia de anticipar el comportamiento del cliente y gestionar los costos
del programa de manera eficaz.
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