La idea de
este concepto, inicialmente presentado en la revista Ciencia de la Comida,
combina un sistema especial de cocción láser, del tamaño de un cajón de zapatos
que está conectado a una impresora de alimentos del tamaño de un horno de
microondas. El brazo robótico del dispositivo deposita finas capas de puré de
pollo, mientras que el rayo láser de alta potencia zigzaguea sobre ellas y
cocina la carne, con absoluta precisión. "Es un instrumento increíble",
dice Jonathan Blutinger, autor principal del artículo e investigador de cocina
digital en la Universidad de Columbia. "Te da mucho más control y personalización" dice
Blutinger. De acuerdo con el artículo, los investigadores hicieron las pruebas
usando carne de pollo, pero el sistema también puede funcionar con otro tipo de
alimentos.
Según este
experimento, los investigadores encontraron que el pollo “impreso” en 3D, comparado
con uno cocinado en un horno tradicional, retuvo casi el doble de peso y
volumen. "Pollo jugoso, en otras palabras", dice Liam MacLeod, una
chef con sede en Denver y reconocida especialista en impresión de alimentos usando
3-D en el Instituto Culinario de América. Aunque MacLeod cree que dicha
tecnología no reemplazara a los chefs, “esta tecnología será definitivamente una
herramienta poderosa del arsenal de la cocina que ayudara brindar una nueva
experiencia sensorial” dice. “El arte de cocinar es un conjunto de habilidades
que se ha practicado y perfeccionado durante miles de años”, recalca, “pero siempre
es muy emocionante crear algo nuevo y único que la gente aún no haya experimentado".
Por otro lado,
Blutinger piensa que más allá de aplicar texturas sofisticadas y decoraciones,
este tipo de herramienta, controlada por un software especial, podría algún día
funcionar con solo escanear un código QR para preparar automáticamente platos
adaptados a los hábitos alimenticios individuales y las restricciones
dietéticas.
El sistema,
que según los investigadores es el primero en combinar una cocina láser con una
impresora de alimentos 3-D, utiliza varias longitudes de onda de luz para
cocinar de diferentes maneras: un láser azul de onda corta penetra
profundamente en la carne, por ejemplo, mientras que los rayos infrarrojos (que
tienen longitudes de onda más largas) se utilizan para asar o dorar la
superficie. De esta manera, los usuarios podrían no solo obtener una comida
ajustada a sus necesidades personales, sino que también podría ahorrarles
tiempo y evitar los inconvenientes de preparar sus alimentos en la cocina.
Esta nueva
tecnología “es simplemente asombrosa”, dice Megan Ross, una investigadora de
alimentos que estudia la impresión 3D en la Universidad de Cork en
Irlanda. Sin embargo, Ross señala que el diseño aún se encuentra en una etapa experimental
y que todavía quedan muchos desafíos técnicos, como, por ejemplo, “prevenir la
mezcla de carne cruda y cocida entre las distintas capas del proceso de impresión.”
Pese a esto, Ross está impresionada por la capacidad del dispositivo para
producir alimentos en un ámbito que no es el de la cocina convencional. “Es todavía
muy prematuro esperar que este dispositivo este listo para la venta el siguiente
año, pero sin duda esa es la tendencia en el futuro”, dice ella; “las cosas tienen
que empezar por algún lado", concluye.